El barroco se puede definir como el “arte de parecer”, ya en las artes, ya en la literatura. Tres elementos pueden ser considerados fundamentales de su estética: el efectismo, la espectacularidad y la emocionalidad.
El término barroco se usó por primera vez a mediados del siglo XVIII en pleno contexto de la Ilustración o Iluminismo. Originalmente, el significado de barroco fue tomado de portugués antiguo, pues "barroco" designaba un tipo de perla de forma irregular.
Características del barroco
Horror vacui
Si algo caracterizó al barroco fue el principio del horror vacui, expresión latina que quiere decir 'horror al vacío'. El arte barroco, en todas sus manifestaciones, gusta de los acabados abigarrados y recargados, con lo que pretende llenar todo el espacio.
Dinamismo y tensión
El sentido de movimiento, dinamismo y tensión es fundamental en el barroco. No se busca el reposo, sino que, por el contrario, se establecen tensiones entre las formas, los sonidos, las palabras o los conceptos.
Representación de pasiones y temperamentos interiores
El barroco se aleja de las prescripciones filosóficas del renacimiento que llamaban a la mesura y al equilibrio. Opta más bien por la representación de las pasiones y los temperamentos interiores, tanto lo que respecta a cada personaje como al conjunto de la obra.
Búsqueda del contraste
En las diferentes disciplinas artísticas, el barroco revela un gusto por el contraste, que en las artes plásticas se expresa por medio del claroscuro. Aplica no solo a la pintura, sino a la arquitectura, la escultura, la música e, incluso, la literatura.
Sustitución de lo absoluto por lo relativo
Lo absoluto cede su lugar a la relatividad, en consonancia con una época que carecía de seguridades filosóficas, teológicas y culturales. Domina el orden de la percepción, del efecto, de la búsqueda de sensaciones y contradicciones por encima de los principios cerrados.
El arte barroco destacó por dejar de lado la idea de una obra con un solo centro de interés (por ejemplo, en pintura el punto de fuga único) para recurrir a los centros múltiples. Estos centros con frecuencia generan composiciones elípticas. Tal principio fue visible en todas las disciplinas artísticas, aunque adaptado a sus recursos.
Artistas plásticos, arquitectos y obras del arte barroco
Caravaggio, Italia, 1573-1610. Pintor de estilo tenebrista. Obras representativas: Baco joven; Vocación de san Mateo; Conversión de san Pablo y la Crucifixión de san Pedro.
Annibale Carracci, Italia, 1560-1609. Uno de los creadores del clasicismo pictórico y precursor del neoclasicismo. Obras representativas: La carnicería, La Asunción (1587); Venus, Adonis y Cupido; El sacrificio de Isaac.
Gian Lorenzo Bernini, Italia, 1598-1680. Escultor, arquitecto, pintor, dibujante y escenógrafo. Obras representativas: Apolo y Dafne; El rapto de Proserpina; Éxtasis de Santa Teresa; cátedra de San Pedro, Plaza de San Pedro, Vaticano, Roma.
Francisco de Zurbarán, España, 1598-1664. Pintor de corriente tenebrista con sencillez compositiva y gran realismo. Obras representativas: Adoración de los pastores; San Francisco en meditación; Desposorios místicos de Santa Catalina de Alejandría.
Diego de Silva Velázquez, España, 1599-1660. Pintor de naturalismo tenebrista. Obras representativas: Aguador de Sevilla; Adoración de los Magos; La rendición de Breda; Cristo Crucificado, Las Meninas o La familia de Felipe IV.
Bartolomé Esteban Murillo, España, 1617-1682. Pintor orientado a temas religiosos con un tratamiento humano y sencillo. Obras representativas: La Sagrada Familia del pajarito; La Virgen y el Niño con santa Rosalía de Palermo; numerosas versiones de la Inmaculada Concepción.
Petrus Paulus Rubens, Países Bajos, 1577-1640. Pintor que destaca por el tratamiento de la tensión entre lo intelectual y lo emotivo y el dinamismo formal. Obras representativas: Tríptico de la elevación de la cruz; El juicio de Paris; La adoración de los Magos; El rapto de Proserpina; Las tres gracias y El jardín del amor.
Rembrandt Harmenszoon van Rijn, Países Bajos, 1606-1669. Temas de gran dramatismo, dinamismo y realismo en los retratos corporativos. Obras representativas: La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp; Filósofo en meditación o Estudioso en meditación; El retorno del hijo pródigo.
Anthony van Dyck, Países Bajos, 1599-1641. Estilo exuberante y dinámico que se transformó en elegante y solemne. Obras representativas: El Prendimiento; Carlos I como cazador y Retrato ecuestre de Carlos I.
Nicolás Poussin, Francia, 1594 -1665. Representante de la tendencia clasicista francesa del siglo XVII. Obras representativas: La peste de Azoth; Adoración del becerro de oro; Los pastores de la Arcadia.
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